Un estudio comprueba que la mirtazapina puede ser una opción adecuada y segura para el tratamiento de casos relacionados con la ansiedad en pacientes caninos.
Una investigación veterinaria se marca como objetivo identificar biomarcadores específicos, lo que podría conducir al desarrollo de pruebas diagnósticas mínimamente invasivas para los animales.
Las condiciones geoclimáticas favorables han contribuido a que se convierta en una zona endémica de dirofilariosis canina, como se extrae de una investigación en la que han participados veterinarios españoles.
El estudio también sugiere la necesidad de prestar atención al estrés que pueden generar técnicas menos positivas, como el regaño suave o la falta de refuerzo social. Los investigadores sugieren que futuros estudios podrían expandirse a seres humanos.
La prevalencia de infestaciones por estos parásitos es menor en Staffordshire bull terrier, Rottweiler y Chihuahua. Los machos tienen más probabilidades de sufrirlas, así como los animales de razas cruzadas.
Los resultados de este estudio veterinario muestran que la mayoría de los animales afectados, con una edad media de 6 años y un peso medio de 15 kg, presentaron signos clínicos por menos de tres días.
Un equipo de investigación veterinario ha elaborado un cuestionario pionero en este campo en busca de profundizar en los tipos de comportamientos que llevan a los propietarios a tomar tan drástica medida.
Su administración a largo plazo provocó un incremento significativo en los niveles de gastrina sérica, pero no se encontraron cambios destacados en los niveles de cobalamina sérica.
Un estudio piloto realizado en cadáveres ha evaluado la viabilidad de la técnica y su tasa de éxito. Los resultados secundarios incluyeron la evaluación de la dificultad subjetiva del acceso en función del estado corporal y el peso.
Un estudio veterinario revela una correlación significativa entre ciertas inclusiones citoplasmáticas en los neutrófilos y monocitos sanguíneos de los perros y lesiones hepáticas graves, un hallazgo previamente observado solo en humanos.
Puede manifestarse inicialmente a través de cambios en el comportamiento, como un aumento en ansiedad o miedo, una reducción en el interés por las interacciones y una menor participación en actividades de juego. Veterinarios y tutores deben estar atentos.
La mayoría de los propietarios que participaron en un estudio en Reino Unido creía que un perro saludable debería ir a la clínica una vez al año, mientras que los profesionales sugerían mínimo cada seis meses.
Una investigación realizada en España revela que los conejos europeos pueden desempeñar un papel significativo en la epidemiología de esta enfermedad. El papel de la liebre es menos relevante.
Los resultados de un estudio realizado mostraron que los valores del STT-1 fueron significativamente más altos con estrés que sin estrés. Además, también condiciona la frecuencia cardíaca.